Felices los comunicadores sociales pobres;
Que no están atados
A ninguna forma de riqueza y, por lo tanto,
Pueden poner bien alta
La bandera de la independencia de opinión
Y de la libertad de pensamiento.
Felices si son capaces
De no caer en la tentación
De “vender” su pensamiento
Y renunciar a sus convicciones
Por un puñado de dinero.
Felices los que no se cansan de buscar
El medio más apropiado
Que les permita desarrollarse profesionalmente
Sin traiciones ni “agachadas”.
Felices los que prefieren perder su trabajo
Antes que renunciar a sus convicciones.
Y más felices aún, los que son acompañados por una familia que los respalda
Aceptando “épocas de vacas flacas”
Pero vividas con dignidad.
Felices también,
Los que saben vivir las épocas de “vacas gordas”,
El éxito y el reconocimiento del público,
Sin marearse ni perder la humildad.
Felices los comunicadores sencillos
Que no se sienten más que los demás
Y no se aprovechan
De la “vidriera” que dan los medios
Para sacar ventajas personales.
Felices los que no se dejan llevar
Por ningún tipo de presiones;
Los que se dan cuenta de que el fin
(Editar una publicación, salir al aire con un programa de radio,
Emitir una serie televisiva),
No justifica los medios para alcanzarlos.
El fin no justifica los medios,
Aunque sean, “levemente” deshonestos,
“imperceptiblemente” corruptos
O avalados por un “dale para adelante,
quedáte tranquilo que todo el mundo lo hace”.
2 comentarios:
Muy buen texto...barbara la reflexion..
Gracias, es un texto de Juan Carlos Pisano.
la idea al subirlo es mostrar que hay personas que trabajan y piensan diferente.
coincido en que la comunicación debe ser una herramienta para generar conciencia crítica.
Respetando la diversidad de pareceres y a la vez construyendo desde la multiplicidad de enfoques.
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