De palabras se construye nuestra realidad inmediata y fundamentalmente del sentido que entre todos, arbitrariamente, damos a esos significados que posibilitarán a través de la comunicación, la construcción de nuestro entorno social y sus prácticas.
En tiempos de devaluación, el lenguaje y las palabras también se ven afectadas.
El poder de las palabras sólo se ejerce sobre los que están dispuestos a interpretarlas y escucharlas, a creerlas…
Palabras como Jurar, Dios, Patria, Constitución encierran un compromiso que al igual que esta última, para unos puede carecer de su valor en relación a la importancia real que otros le darían al término. Lo que implicaría una visión del entorno y sus consecuencias completamente distintas.
“Si así no lo hiciere, que Dios y la Patria os lo demanden”.
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